jueves, 11 de septiembre de 2008

Ronald Shakespear, un personaje del diseño.


Diseñador gráfico nacido en Rosario, Argentina, en 1941. Su estudio, Diseño Shakespear, ha desarrollado megaproyectos que han configurado, en buena parte, el actual paisaje de la capital de Argentina, Buenos Aires.
Así, Diseño Shakespear realizó la señalización e imagen corporativa del suburbano de Buenos Aires (link a Cómo se hizo) (1995-2007), así como la señalización urbana de la ciudad (1972) y la de los Hospitales Municipales (1983), entre más de 1200 proyectos de identidad corporativa, muchos de gran dimensión, en Argentina y América Latina.
Miembro de la Segd, (Society of Enviromental Graphic Design), fue Profesor Titular de la Cátedra de Diseño (1985/90) en la FADU, Universidad de Buenos Aires, y Presidente de ADG, la Asociación de Diseñadores Gráficos de Buenos Aires, entre 1984 y 1986.
Su obra gráfica ha sido expuesta en el Centro Georges Pompidou, en París, en la Triennale ICCID, en Milán, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina y en el Katzen Arts Center, Washington, entre otros museos y centros de referencia del campo del diseño.
Conferenciante habitual en foros, escuelas y universidades de diseño en todo el mundo, Shakespear también ha publicado diversas obras, como Señal de Diseño, Memoria de la Práctica, Grafopuntura: señas particulares del espacio Público y Diseño Shakespear, un volumen que recoge el conjunto de la actividad de su estudio de diseño.
Shakespear ha obtenido, igualmente, entre otros galardones, el Premio Lápiz de Plata al Diseñador del Año 1983, el Premio a la Trayectoria en 2005, el Premio Golden Brain en 2006 y el Premio Fellow Honour Award, de la Segd, en 2008.
Shakespear ha participado en el diseño de diversos elementos de referencia en la señalética de Buenos Aires.

Nota tomada de www.diseñoiberoamericano.com

Ronald Shaskespear habla sobre el diseño de la señalización del "subte" de Buenos Aires.



Es fácil de imaginar como “el pánico escénico”, según la expresión utilizada por el fundador de Diseño Shakespear, debió estar presente en muchos momentos durante los 14 años en que su estudio concebió y desarrolló completamente el rediseño del Subte, que hoy ven y usan cotidianamente miles de personas en la capital argentina.

En este sentido, la situación de los Subterráneos en 1994, antes de iniciarse un proceso de rediseño radical que concluiría del todo en 2007, no era precisamente ideal. La señalización implantada, un elemento tan importante para el adecuado funcionamiento de un sistema de transporte, se confundía entre el ruido semiótico creado por los innumerables mensajes gráficos de la ciudad.

Por otro lado, en 1995, Diseño Shakespear rescató la voz popular Subte para la imagen oficial de este servicio. A Ronald Shakespear, la anterior denominación –Subterráneos- le sonaba burocrática, alejada de los ciudadanos y, en este sentido, afirma que el nuevo nombre ha servido para emblematizar el metropolitano de Buenos Aires.

La actualización de la imagen acometida en 2007, por su parte, supuso entre otras cosas la adopción de colores distintos para las bocas de acceso de cada línea, un cambio radical que, en su momento, algunos describieron con expresiones como que se habia “puesto el arcoiris en la ciudad”.

En cualquier caso, pese a los avances conseguidos gracias al rediseño que se detalla en este ‘Cómo se hizo’, los problemas relacionados con la obsolescencia de la infraestructura si siguen afectando, desgraciadamente, al día a día de los usuarios del Subte.

Como reconoce Shakespear, en este sentido, “hay cosas que se pueden aportar desde la red semiótica, para mejorar las condiciones de uso, y otras que no”.
“Se puede decir, con algún atrevimiento, que teníamos a priori un partido tomado”, explica Shakespear sobre el rediseño del Subte, citando la influencia que tuvieron en el proyecto los trabajos de Jock Kinneir y Harry Beck, respectivamente, autores de la señalización de las autopistas británicas y del mapa del metro de Londres, entre otros proyectos.
No obstante, comenta también, el equipo del rediseño del Subte también se aproximó al al resultado final a través de la experiencia extraída de visitas a ciudades con suburbanos populares, como Moscú, Estocolmo, Amsterdam, Londres, Barcelona, París, Berlín, Nueva York o Washington.
En Buenos Aires, cuenta Shakespear “se rescataron los colores históricos de las líneas” y “se salió a la calle para emblematizar el Subte en el paisaje urbano de las bocas de acceso”.
El equipo, que como es lógico realizó “muchos prototipos, correcciones y actualizaciones”, acabó decantándose, respecto a la tipografía, por “una fuente pragmática como la Frutiger, en la convicción de su eficiencia”. Así, se desechó “la amada Helvética, de la señalización de Buenos Aires y los Hospitales Municipales”, (proyectos realizados por el mismo estudio).
Otro cambio importante respecto a la anterior imagen del Subte fue la instalación, en las bocas de acceso, de un mapa de la red, para “procurar una relación entre el arriba y el abajo”.
En este sentido, fue fundamental la horizontalización y simplificación acometida del plano del Subte, que permitió avanzar de forma muy visible en legibilidad.

En los túneles del Subte, “se reemplazó la epidemia de cartelitos por una cenefa maestra que recorre los 220 metros del andén”. Para Shakespear, así se consiguió “una suerte de cinturón perpetuo que ata la red, como las migas de pan de Hansel y Gretel” y, por lo tanto, se hizo más fácil la tarea de localizar la información.
El equipo también trabajó “en la tecnología y política de emplazamiento” de las señales, “su secuencialidad y, sobre todo, en la predictibilidad”, algo que Shakespear subraya como vital. “Las señales no sólo deben estar allí donde son requeridas, sino que debe parecer que siempre estuvieron allí”, insiste el diseñador.

Nota tomada de www.diseñoiberoamericano.com