martes, 4 de marzo de 2008

Hacia una formación cabal del diseñador gráfico venezolano




Tras la desaparición en los años 90 de la primera y pionera escuela de diseño del país, conocida con IDD, Instituto de Diseño Neumann, son muchas las escuelas de este tipo que han surgido año tras año. Al principio sólo se concentraban en Caracas, hoy en día se encuentran en las principales ciudades de nuestra geografía nacional.
El diploma de grado que recibí del IDD el día de mi graduación allá por el 1976 decía: “Certifica que ha cursado las materias concernientes a Diseño Gráfico”, ese título no otorgaba jerarquía de nivel universitario, sino simplemente técnica.
Al principio como requisito de admisión se requería haber aprobado el 3er. año de Bachillerado, pocos años después se aumentó al requerir el título de Bachiller, adicionalmente como prueba de admisión se pasó del test de aptitud psicológica a una curso propedéutico de un mes de duración donde el alumno se sometía a los rigores mas exigentes, a efectos de filtar a aquellos que presentaban poca o ninguna disposición para afrontar la disciplina; el currículo estaba pautado para cuatro años de estudio.
Hoy en día la situación a cambiado drásticamente, lamentablemente no existe un consenso de academias o universidades que determinen el pensum, la duración, o los requisitos de admisión. Así pues, la formación en Diseño Gráfico queda a juicio de la academia que la practique.
Tal situación de base crea un panorama bastante desolador para el estudiantado que aspira a una mejor y mas cabal educación. En principio muchas universidades no aceptan diseñadores como docentes que no sean licenciados, teniendo paradójicamente que contratar en su defecto a arquitectos o artistas, crean de este modo un académico vacío difícil de suplir. Los institutos privados por su parte recurren a alumnos recién graduados como docentes, debido al escaso incentivo que tienen los profesionales experimentados y motivado principalmente a lo bajo de los ingresos que percibirían por ese concepto. Todo esto ha ido en detrimento de la calidad de la educación que se imparte.
Está claro entonces que estudiar diseño en Venezuela, (salvo raras excepciones) es un riesgo que corre el interesado al recibir una educación mediocre, más aún para una disciplina tan comprometida con la sociedad.
Es por esta razón que aspiro a que pronto se tome conciencia de esta problemática y se vaya a un encuentro nacional de escuelas de diseño que permitan el intercambio de experiencias y contribuya a elevar el nivel de educación y a homogeneizar los requerimientos académicos de cara a las necesidades de los profesionales en el siglo XXI.
Este artículo amén de señalar los problemas, pretende brindar una reflexión sobre las carencias que a nivel de formación, según he percibido, recibe el estudiantado y un señalamiento a esas debilidades a efectos de que puedan ser implementadas medidas paliativas en un futuro cercano.
Aunque no es el tema de este artículo, en primer lugar debemos establecer los linderos del desempeño del diseño gráfico para establecer ese rol que tiene la profesión y que lo distinguen claramente de otras afines como diseño industrial, artesanía o arte.
A diferencia del arte, el oficio del diseñador gráfico es un fenómeno derivado de la revolución industrial, que a diferencia del diseñador industrial o el artesano tiene un compromiso con la comunicación mas allá de la mera forma o función, opuestamente el artista refleja su mundo interior en aras de su propia expresión sin restricción alguna, el diseñador por el contrario tiene como rol, ordenar la información para transmitirla no a una elite, sino en un efecto multiplicador a un público general. Desde este punto de vista el diseñador gráfico es un medio que traduce la información para estructurarla en forma de mensajes para facilitar su difusión, ese mensaje de imágenes y palabras que dista mucho del discurso multi-interpretativo y complaciente del arte.
Antes de abordar un análisis sobre las carencias en la educación del diseño gráfico, es importante señalar la gran equivocación de muchas escuela al confundir el diseño con el entrenamiento en el manejo del software; estudiar Corel Draw, Quark Express o Flash no es estudiar diseño, eso es preparar a operadores, sin ignorar lo importante que es el desarrollo de esas destrezas hoy en día en nuestra profesión, no se debe confundir con estudiar diseño gráfico, que no es otra cosa que ayudar a desarrollar soluciones mediante la inteligencia y la creatividad, a estimular la intuición y los conocimientos teóricos para que sirvan como plataforma y desarrollo de una ética, que se posibilite una mejor comunicación y un mejor aprovechamiento de los medios, entre otros: el software.
Siendo el rol mas importante del diseñador la comunicación visual, se acentúa la carencia en la formación de éste, por la ausencia generalizada en casi todas las escuelas de una materia ligada a la estructuración de los mensajes visuales como lo es la semiología; una disciplina teórica con grandes repercusiones en el posterior desempeño y manipulación de los signos visuales y verbales, que son la paleta única del diseñador gráfico. Es simplemente una paradoja decir que se está formando a comunicadores visuales, si no se imparte esta enseñanza vital para el desarrollo del diseño gráfico conceptual contemporáneo. Ya pasaron los tiempos donde lo hermoso o lo impactante era lo primordial, hace falta un diseño que sin menospreciar lo anterior, apunte mas a la eficiencia en términos de comunicación, a la construcción de significados. Prueba de esta carencia puede verse en nuestros medios y en el ámbito de nuestra geografía donde se observa la abundancia de un diseño, si asi puede llamase, banal y anacrónico, cuya estética incoherente no puede suplir sus vacíos conceptuales y donde parece no existir mensaje alguno, sino ruido. Se está negando de este modo la posibilidad de que el diseño se convierta en una verdadera estrategia de negocios.
Vislumbro también otro de los grandes vacíos en la educación del diseñador gráfico, éste lo situó en el campo de la formación tipográfica. En casi todas las escuelas se estudia “tipografía” siendo su objeto de estudio; el tipo, sus clasificaciones, sus reglas compositivas, pero nunca se aborda desde sus orígenes previos a la invención de la imprenta: la caligrafía; el arte de escribir con pluma es simplemente una materia básica para una mejor comprensión de los tipos de imprenta que nacieron de su emulación. Si una letra M presenta diferente grosores en su estructura, no es por cuestión de capricho o moda; se debe a sus orígenes caligráficos, donde la inclinación de la pluma produce trazos de diversos espesores de acuerdo a la dirección del gesto. No bastaría entonces con teorizar sobre la caligrafía, hace falta que en un nivel básico de esta materia, sea practicada, permitiéndole al alumno demostrar sus propias capacidades gestuales y posibilitándole una mejor comprensión de la evolución de la escritura hasta las formas contemporáneas o modernas de hoy en día. La caligrafía es la base de la creación tipográfica (tema también ausente), existe una innumerable cantidad de bibliografía y métodos de enseñanza sobre esta materia, implementarla garantizaría una mejor plataforma en el estudio, comprensión y un mejor desempeño en la manipulación de la tipografía.
Si en Asia la caligrafía se imparte entre niños en la enseñanza básica de primaria, resulta sorprendente que no se imparta en la formación de diseñadores gráficos, privándolos de esa herramienta de conocimiento de invaluable extensión en la expresión.
Otra materia donde creo que hace falta hacer hincapié o revisar sus métodos es en la formación sobre comprensión de la historia del diseño gráfico. En las oportunidades en que he tenido que entrevistar a aspirantes al puesto de diseñador, he notado la mas notoria ausencia de ese conocimiento. Ni noticia de diseñadores del pasado, ni de estilos y lo que es peor, la carencia de héroes, de influencia, del no saber de donde se vino ni a donde se va.
El estudio de la historia promueve el saber del como ha evolucionado nuestra profesión, del porque y el como se diseña hoy en día en referencia con el pasado. Allí está la clave de una formación orientada a la innovación.
Yo, en mis primeros tiempos en la escuela, leí “El tratado de la pintura” de Leonardo DaVinci, él sin duda me brindó mis primeros asideros éticos, el interés por la investigación y la naturaleza de la invención, el arte de observar y dibujar.
Así Phillip Meg con su “Historia del diseño gráfico” me ayudó a tener mas conciencia del poco tiempo que ha transcurrido en la evolución de nuestra disciplina, de la actualidad e importancia de mi quehacer y de las miles de cosas que aún podemos aportar a la sociedad.
Un vacío importante es también manifiesto en cuanto a la no implementación de la geometría desde el punto de vista pragmático, esa materia se ve como aislada y aburrida, siendo una base fundamental en toda la estructura sobre la que se soporta la espacialidad y todas las aplicaciones del diseño gráfico; tras la desaparición del compás y la escuadra, sustituido por las herramienta del software, se está perdiendo esa raíz del conocimiento que permite el manejo intelectual de las estructuras que subyacen tras la forma.
Para concluir, es importante señalar la importancia del dibujo a mano suelta; donde el mouse también está sustituyendo peligrosamente al instrumento de dibujo, limitando la evolución de nuestras mas básicas formas de expresión. Sin dibujo se restringen nuestras capacidades de visualización. El dibujo no es un ejercicio para entrenar la mano, lo es para el cerebro, una vez que se aprende a dibujar, sin manos, permite hacerlo con la boca o con el píe.
Pudiese seguir diciendo que el dibujo en perspectiva también se ha visto desplazado por el software 3d y que no se contempla en las escuelas, en fín, lo importante es que una vez salidos de estas, como profesionales, podamos desarrollar todo lo que allí no se nos dió, es imposible pensar que la escuela es la absoluta responsable de una formación o malformación del diseñador gráfico, hace falta que éste continúe investigando y aprendiendo si quiere destacarse como profesional, hoy en día existe la otra escuela que es la de aprender por la Internet con su paleta ilimitada temática, recomiendo consultar y leer los siempre existentes y valiosos libros y revistas, asistir a cursos y seminarios como los que se están dando en Venezuela y las siempre incontenibles ganas de continuar superándose y evolucionar.
A las escuelas de diseño, por otra parte, les queda el buscar la manera de brindar una mejor preparación; revisarse y actualizarse son sus prioridades inherentes, acercar los lazos con otras escuelas y nivelarse; una necesidad si mas allá del negocio existe una visión y una conciencia por brindar un mañana mejor.

John Moore
Comunicador Visual
johnmoore@cantv.net

Nos habla el creador de la Revista tipoGráfica




Rubén Fontana y Juan Carlos Darias durante la entrevista.


En marzo de 2006 tuvimos la oportunidad de conversar en Sao Paulo, Brasil con el tipógrafo y diseñador argentino Rubén Fontana figura legendaria de la comunicación visual latinoamericana y quien fuera fundador y director de lo desaparecida y reconocida Revista tipoGráfica. Ahora cuando nos preparamos para la 3ra Bienal TiposLatinos 2008 es que cobran mayor importancia las palabras que entonces nos trasmitiera Fontana y que ponemos a vuestra disposición con la seguridad de que constituyen un aporte a la comprensión y significación de eventos de la importancia de TiposLatinos, en el contexto latinoamericano como mundial y específicamente con el fortalecimiento de nuestra cultura tipográfica.


Rubén Fontana: “La Bienal de Letras Latinas está impulsando la tipografía latinoamericana”
Dibujante, fotógrafo, diseñador gráfico, educador y editor son algunas de las profesiones que ha desarrollado este gran personaje de la comunicación visual de Argentina, cuyo trabajo ha ayudado a evolucionar la tipografía en Latinoamérica

Durante la Segunda Bienal de Letras Latinas, realizada en 2006 en Brasil, nuestro director, Juan Carlos Darias, entrevistó al reconocido diseñador argentino, Rubén Fontana, para conocer un poco de su trayectoria profesional y de la importancia de la creación de la revista tipoGráfica:

- ¿Cómo comenzó tu pasión por la tipografía?
- Empezó a los 9 años de edad cuando trabajaba, con ayuda de un primo, en una imprenta de Buenos Aires. Luego, a los 16 años, incursioné en el dibujo y en el mundo de la fotografía a través de la agencia de publicidad Irupé Propaganda. En esa época conocí a Roberto Laureda, un personaje que tenía una gran habilidad para darle formas a las palabras, él me enseñó que la manera ideal de aprender ese oficio era copiando las letras, así que tomé una revista y empecé a practicar.

- ¿Qué otras personas admiraste durante el desarrollo de tu carrera?
- Aprecié mucho los trabajos de Juan Carlos Diestéfano, un personaje muy destacado en el diseño. Cuando trabajaba en Agens publicidad, un amigo me lo presentó, después lo volví a ver en el Instituto DITELA y, desde ese momento, comenzamos a realizar obras en conjunto. Luego, este centro educativo cerró sus puertas y yo me fui a Europa con la idea de radicarme en ese continente, hasta que Diestéfano me escribió una carta, en la cual me preguntaba si había posibilidad de volver a trabajar juntos en Argentina. Así que me regresé a Buenos Aires, donde operó el estudio Diestéfano+Fontana Comunicación Visual. Esta fue una etapa muy fructífera, ya que hice buenos trabajos en el área de la tipografía. Lamentablemente, este período culminó cuando Juan Carlos decidió dedicarse a la plástica, que era su gran pasión.

- ¿Cómo comenzaste a dar clases en la Universidad de Buenos Aires?
- En 1985, esta casa de estudios convocó a nueve diseñadores de oficio, para dar clases en la nueva Facultad de Diseño. Como tenía desde hace tiempo la intención de crear una revista, le expliqué al director de la Facultad que deseaba impartir una electiva sobre Diseño Editorial. Una semana antes de iniciar las clases, me sugirieron que comenzara esta actividad dando una cátedra que girara en torno a la tipografía y luego, en el segundo cuatrimestre, me dedicara a la producción editorial. Los resultados fueron tan buenos, que empecé a impartir ambas materias en forma de seminario, el cual se dictaba los sábados. Es importante resaltar que durante esos días no hay mucha actividad en Argentina, sin embargo, a pesar de esta costumbre, las clases siempre estuvieron repletas de estudiantes. Este éxito permitió crear una materia formal de tipografía, lo cual representó un gran salto para el diseño en Latinoamérica, ya que no existía un aprendizaje formal de esta área en nuestra región. Así que, de forma natural, esta asignatura se fue expandiendo en otras universidades, lo cual ayudó a mejorar la calidad de la comunicación visual.

- ¿ De tu trabajo en la universidad nace la Revista tipoGráfica?
- Esta publicación nace para mantener el vínculo con los alumnos egresados de la Facultad, con el objetivo de seguir debatiendo sobre los avances del Diseño Gráfico, ya que se había dialogado muy poco en la universidad. Desde su creación, no hubo un plan editorial o un deseo comercial, por eso la revista comenzó reportando pérdidas. Sin embargo, el esfuerzo valía la pena, ya que estábamos intercambiando importantes conocimientos. Luego, la publicación empezó a viajar y se fue expandiendo por otros países. Ahora, ya tiene 20 años en el mercado, va por el número 70 y sale cinco veces al año.

- ¿Qué actividades se han desarrollado en torno a la revista tipoGráfica?
- La publicación ha servido de base para desarrollar eventos y congresos en torno a la comunicación visual, como el que se realizó en el año 2001 en Argentina, el cual se denominó tipoGráfica Buenos Aires, donde asistieron cinco expertos internacionales y siete nacionales del mundo de la tipografía. Fue una buena experiencia, aunque nos acarreó varios costos, por eso decidimos organizar nuevas actividades que permitieran un intercambio intelectual, pero sin generar muchos gastos. Así que se nos ocurrió hacer 10 exposiciones simultáneas sobre tipografía, las cuales giraban en torno a un determinado tema, como la historia de la revista tipoGráfica, los diseños populares y las letras latinas.

- ¿Cómo nació la Bienal de Letras Latinas?
- Había una gran oportunidad de hacer encuentros que permitieran exponer las fuentes que estaban haciendo los diseñadores gráficos, pero si sólo lo hacíamos en Argentina, entonces íbamos a ver una muestra de 15 participantes. Por lo tanto, decidimos expandir la invitación a varios países de Latinoamérica, lo cual logró que se inscribieran, aproximadamente, 700 trabajos. Para mí, esto fue toda una sorpresa, ya que desconocíamos la verdadera calidad de los diseñadores latinoamericanos, por eso, actualmente, la Bienal se encuentra en su segunda edición, para seguir mostrando al mundo las excelentes obras tipográficas que se realizan en nuestra región.

- ¿Ya se están comercializando fuentes realizadas en Latinoamérica?
- No sé si en todos los países de nuestra región está ocurriendo este tipo de intercambio. Lo que te puedo decir es que en Argentina ya hay empresas internacionales que están comercializando nuestras fuentes y conozco a varias personas que viven de la creación de nuevas tipografías.

- De acuerdo con tu experiencia, ¿actualmente vale la pena crear nuevas fuentes?
- Con relación a este punto, es importante resaltar que cuando el comunicador visual se enfoca en el diseño de nuevas letras, mejora notablemente su trabajo, debido a que se percata de otros detalles que antes eran imperceptibles. Además, ayuda a mejorar la cultura de la región, ya que la creación de nuevas fuentes responde a los continuos cambios y necesidades que experimenta una población. Generalmente, el alfabeto que utilizamos fue creado y modificado por el europeos y norteamericanos. Ahora, con la incursión de los latinoamericanos al mundo de la tipografía, se podrá desarrollar en el alfabeto nuestras propias expresiones, lo cual ayudará a evolucionar nuestra sociedad.

Revista VE

Finalmente nace VE una nueva opción como medio de difusion y de discusion en torno al mundo del diseño. Esperamos que desde este espacio podamos contribuir al enriquecimiento del entorno visual entendiendo a este como parte de nuestra cultura.

Juan Carlos Darias
Director